Campaña 100 Millones Perú

Reducción de la brecha alimenticia para los niños y niñas peruanos y migrantes de las zonas más vulnerables frente al contexto del COVID-19 en el Perú.

Ubicación: Perú (La Victoria, Los Olivos)

100 Millones Perú es el capítulo peruano de la campaña global 100 Millones x 100 Millones fundada por el Premio Nobel de La Paz 2014 Kailash Satyarthi, cuyo objetivo es el luchar por erradicar el trabajo infantil. Dicha labor es realizada buscando asegurar una niñez y adolescencia libre, segura y educada, defiendo sus derechos a través de grupos de jóvenes que se unen para trabajar por esta causa, dandole voz a quienes no pueden hacer llegar sus necesidades a las autoridades o instituciones pertinentes.

Con dicho fin es que se crea 100 Millones Perú, liderado por un grupo jóvenes universitarios a la cabeza y escolares, quienes reciben el apoyo de la organización no gubernamental de desarrollo CESIP (Centro de Estudios Sociales y Publicaciones), la cual cuenta con más de 40 años de presencia en el Perú comprometida con el ejercicio pleno de derecho de niños, niñas y adolescentes. Con el respaldo de la Campaña Global y el de la ONG CESIP, es que 100 Millones Perú ha logrado formar alianzas importantes para la realización de sus actividades y el cumplimiento de sus objetivos. De esta manera, generamos alianzas con el Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo del Perú (MTPE), obteniendo un espacio fijo dentro del Comité para la Erradicación y Prevención del Trabajo Infantil, en donde mensualmente nos reunimos con diferentes autoridades a nivel nacional, regional y distrital, así como con actores de la sociedad civil, para coordinar, proponer y trabajar en medidas asertivas para la erradicación del trabajo infantil y los derechos de los niños a tener una etapa de desarrollo adecuada a su edad. Asimismo, trabajamos con la Oficina de la Organización Internacional del Trabajo para los países andinos, específicamente con su Iniciativa Regional para América Latina y el Caribe libre de trabajo infantil, con quienes realizamos eventos en sus instalaciones, tales como nuestro evento de lanzamiento de la Campaña, en donde recibimos la visita de Kailash Satyarthi en Perú y otros eventos de capacitación y activismo.

Con dichas alianzas, 100 Millones Perú ha logrado no sólo seguir manteniendo en agenda el deber de erradicar el trabajo infantil realizando eventos de sensibilización tanto en colegios como en universidades. Sino que, hemos logrado llevar ayuda humanitaria basada en útiles escolares y víveres de primera necesidad hacia otras regiones del país, logrando constituir los comités regionales de Huánuco y Cuzco, en donde contamos con grupos comprometidos de jóvenes a quienes constantemente capacitamos y coordinamos actividades. El compromiso de nuestros jóvenes activistas ha contribuido a que varios de ellos sean seleccionados para participar en diversos foros sobre temas relevantes en la coyuntura nacional y regional, tales como el Foro Juvenil del Foro Mundial sobre Migración y Desarrollo (FMMD) realizado en Ecuador y en donde dos de nuestros activistas participaron.

Asimismo, uno de nuestros activistas ha sido escogido como presidente actual del Consejo de Participación de la Juventud de Lima, formando alianzas más cercanas con diversas organizaciones juveniles con fines iguales y diversos a los nuestros. Sin embargo, en el contexto extraordinario actual, desde la campaña hemos identificado diversas adversidades que principalmente las familias más vulnerables del país vienen viviendo.

Razón por la cual, hemos creado el proyecto: "Reducción de la brecha alimenticia para los niños y niñas peruanos y migrantes de las zonas más vulnerables frente al contexto del COVID-19 en el Perú". Dicho proyecto surge como una ayuda hacia la población más vulnerable dentro de nuestro territorio nacional, enfocándose en las zonas donde se concentran más familias de dichas características, y en donde el actual contexto de pandemia ha tenido un mayor impacto.

El gobierno del Perú viene tomando medidas acertadas para la lucha contra el virus COVID-19, declarado pandemia a nivel mundial. Sin embargo, es importante recalcar los sesgos que la implementación de varias de dichas medidas tienen para con la población y sus distintas clases sociales.

Tal es el caso del aislamiento social y el lavado adecuado de manos, medidas que sólo pueden ser cumplidas por un grupo privilegiado de la población peruana. En Perú, cerca de 8 millones de peruanos/as aún no tienen acceso a agua potable, siendo Lima la ciudad más vulnerable: es la segunda capital en el mundo asentada en un desierto y solo llueve 9 milímetros al año (INEI, 2019). Asimismo, en el año 2014 se detectó que 7 de cada 10 personas trabajan en un empleo informal en el Perú, representando un alrededor de 11 millones y medio de trabajadores peruanos laborando informalmente sin contar con los beneficios sociales de ley o que trabajan en empresas que evaden la administración tributaria (MTPE, 2014).

Debido a dichas características sociales, las medidas obligatorias dadas por el gobierno terminan por crear escenarios complejos para dichas familias que se encuentran marginadas de dichos derechos considerados privilegios, a quienes se les es imposible cumplir con las recomendaciones dadas y; por lo tanto, cuidar de su salud de manera adecuada frente al virus. Ello se evidencia en mayor medida en el acceso a alimentos, el cual ya no es posible para muchas familias, quienes al pertenecer al sector laboral, informal fueron despedidos sin seguro alguno, o para aquellas familias cuyos miembros eran trabajadores independientes, dependiendo sus ingresos de su trabajo diario. Por ello, los ingresos familiares se han reducido considerablemente, ocasionando que diversas personas se vean obligadas a salir a las calles a seguir trabajando de manera clandestina, principalmente en trabajos de venta callejera de cualquier producto de alta demanda del momento, dependiendo principalmente su alimentación de su ingreso económico diario.

Como consecuencia, muchas familias salen a abastecerse de alimentos diariamente, generando grandes aglomeraciones en los principales mercados de la capital, y produciendo un mayor riesgo de contagio a toda la población. Lamentablemente, hay escenarios de mayor complejidad, en donde las personas no pueden generar ya ningún ingreso y tampoco cuentan con ahorros o pensiones que los respalden, impidiendo el cumplimiento de pagos como el alquiler del hogar, servicios básicos como luz y agua, y en los peores casos el de la comida. En el caso de Perú, Lima, la capital del país, es la zona con más casos de contagios, teniendo entre sus distritos con más casos a varios en situación de alta vulnerabilidad. Tal es el caso del distrito de La Victoria, distrito que posee zonas de alto riesgo como los barrios del cerro San Cosme y del cerro El Pino, ambos símbolo de la primera invasión de terrenos en Lima desde el año 1946. Ambos barrios tienen altos porcentajes en problemas como inseguridad o drogas, en el caso del cerro El Pino el 52,5% de su población percibe a la inseguridad como un factor alto de riesgo, seguido de las drogas (43,8%) (Municipalidad de La Victoria, 2016).

Asimismo, ambos barrios poseen a una mayoría de sus pobladores como beneficiarios y dependientes de diversos programas sociales del Estado, tales como “Qali Warma” el cual se encarga de brindar alimentos tanto en el desayuno como en el almuerzo a casi todos los colegios ubicados en dichas zonas. Como ya se ha mencionado antes, el contexto actual es extraordinario y ha obligado a suspender o cambiar la forma de realizar diversas actividades.

Por ello, si bien debido al fuerte impacto en la economía diversos gobiernos a nivel de Sudamérica están optando por levantar gradualmente el estado de cuarentena absoluta, el poder realizar todas las actividades básicas necesarias como asistir presencialmente al colegio, aún se ven lejanas. En ese panorama, las familias de zonas vulnerables como las del cerro El Pino y San Cosme cuyos niños/as eran beneficiados con las dos primeras comidas del día en sus colegios, se encuentran a la espera de que el programa “Qali Warma” logre implementar el envío de alimentos a sus hogares, como prometió el gobierno; teniendo, por el momento, las mismas familias que asumir dicho coste. Esta consecuencia es difícil de asumir, pues como ya se ha mencionado, al no contar con un empleo formal o ser trabajadores independientes cuyas ganancias son del trabajo diario, la nutrición termina siendo una necesidad que a pesar de ser básica y necesaria, es difícil de saciar.

La situación precaria y grave en la que este contexto ha puesto a la alimentación de diversas familias, trae como consecuencia el agravamiento de la anemia, enfermedad que viene aquejando principalmente a la niñez peruana desde hace ya varios años. La gravedad de la enfermedad de la anemia ha constituido un tema de alta importancia para el Estado peruano, estando siempre el tema presente dentro de la agenda pública.

Por ello, el Estado ha puesto en marcha diversos programas como el “Plan Multisectorial de Lucha Contra la Anemia”, para combatir dicha enfermedad, la cual se ha comprobado que pone en serio riesgo el correcto desarrollo físico y cerebral de la niñez, pudiendo en varios casos reducir capacidades para su óptimo desempeño social. Si bien dicho plan había comenzado a tener cierto éxito en la reducción del porcentaje de anemia, debido al contexto actual se ha dejado de priorizar su implementación y seguimiento. Esto último junto a la precarización de la alimentación debido a las condiciones económicas actuales de las familias debido a la cuarentena por el COVID-19, se suman como factores preocupantes para deshacer lo logrado en estos últimos años por el Estado respecto a la reducción de la anemia, esperándose incluso un rebrote alarmante de dicha enfermedad.

De la misma manera, es importante recalcar que en los últimos años, el Perú se ha convertido, después de Colombia, en el país que más población migrante venezolana ha recibido en su territorio según cifras de la Superintendencia Nacional de Migraciones, albergando a cerca de 860 000 personas de dicha nacionalidad, y brindando no sólo ayuda desde el mismo Estado, tal como el acceso al sistema de salud, sino recibiendo y permitiendo la ayuda internacional hacia dicha población de riesgo (DTM, 2020). A pesar de ello, debido al precario sistema laboral del Perú, el cual se ha evidenciado líneas arriba que no puede proveer trabajo formal a su propia población, la migración venezolana se posicionó principalmente en trabajos informales tales como los del sector de comercio ambulatorio o el de la construcción informal, representando mano de obra sub remunerada en cada uno de dichos sectores. Como consecuencia, muchas familias dependían de sus ingresos diarios, sin contar con ningún tipo de beneficio laboral, tales como el seguro de jubilación o seguro por desempleo. Por ello, debido al actual contexto, este nuevo sector de la población se ha visto también gravemente perjudicado, pues la obligatoria y necesaria inmovilización social no sólo les ha quitado las posibilidades de percibir ingresos económicos, sino que con ello las posibilidades de cubrir sus necesidades básicas.

Como resultado, se han presentado en estos últimos días diversos casos de desalojo de familias venezolanas por incumplir con los pagos de alquiler de los lugares donde se venían hospedando, evidenciándose así mismo varios pedidos de ayuda para recibir alimentos, pues su condición económica no les permite abastecerse de estos elementos básicos. Como consecuencia de dicho contexto es que desde la Campaña 100 Millones Perú surge el ya mencionado proyecto, el cual está conformado por un conjunto de soluciones que se enfocarán n contribuir a mantener un grado adecuado de nutrición para las familias en condición más vulnerable, pues es la nutrición el factor más relevante en el desarrollo de los niños/as y jóvenes, quienes no siempre cuentan con la voz adecuada para hacer frente a sus necesidades y representan la población más vulnerable frente a cualquier riesgo.

Para ello se desarrollarán diversas actividades con la ayuda de los jóvenes voluntarios que conforman el grupo que lidera la campaña a nivel nacional, buscando también la colaboración de profesionales que contribuyan con el ámbito tan específico que representa la nutrición, tales como nutricionistas y médicos. El conjunto de actividades a realizar son:

1. Difusión de dietas balanceadas: Se realizarán videos de entrevistas con nutricionistas para brindar opciones de menús balanceados, con ingredientes fáciles de conseguir, y económicos para maximizar el uso de los recursos que las familias puedan tener o conseguir.

2. Difusión de consejos de aprendizaje: Mediante la grabación de entrevistas a profesores de los distintos grados educativos, se buscará brindar recomendaciones tanto a niños y niñas como a adolescentes que encuentren problemas para seguir su educación de manera virtual. A ello también se sumarán entrevistas a psicólogos/as que ayuden a lidiar con problemas de estrés y ansiedad durante la educación en cuarentena.

3. Producción de infografías: La información obtenida con nutricionistas y médicos será utilizada además para la producción de infografías con los menús y recetas balanceadas, las cuales se difundirán por todas nuestras redes sociales, buscando alianzas con otras organizaciones para su mayor difusión. Dichas infografías tendrán además como objetivo poner en valor o dar a conocer ingredientes que aún no son tan conocidos, pero que poseen grandes cualidades nutricionales y que además no tienen un precio tan alto, con el fin de brindar opciones innovadoras con las cuales las familias se puedan nutrir de manera adecuada sin mucho presupuesto y de manera deliciosa. De la misma manera, dichas infografías incluirán los consejos de los y las educadoras y los y las psicólogas, para mejorar el aprendizaje desde casa.

4. Donación de víveres: Finalmente, como objetivo final y uno de los más importantes de este proyecto de ayuda humanitaria, se buscará realizar donaciones de víveres a las familias más vulnerables frente a esta pandemia. Como ya se ha descrito antes, las zonas del cerro El Pino y el cerro San Cosme, se han identificado como zonas de alto riesgo, no sólo por las condiciones precarias de trabajo con las que las mayorías de familias de dichas zonas viven, sino también porque el distrito donde se encuentran ubicadas ha sido uno de los que mayores casos de contagio ha presentado. Por ello, con el fin de salvaguardar la integridad de la mayor cantidad de personas, especialmente niños/as, se planea la donación de canastas con víveres seleccionados con la ayuda de nutricionistas y doctores para promover una dieta balanceada y rica en nutrientes que contribuyan a fortalecer el sistema inmunológico. Todo ello con el fin de reducir también la cantidad de veces que los miembros de las familias tengan que salir, pues es principalmente la obtención de alimentos la razón por la que los miembros de las familias salen de sus hogares. La misma actividad se realizará con las familias migrantes que viven en el distrito de Los Olivos, distrito que alberga a la mayor cantidad de familias migrantes venezolanas, las cuales han reportado la mayor cantidad de pérdida de trabajo.

***Es importante recalcar que el mapeo de las familias más necesitadas junto con la entrega de los víveres se realizará en coordinación con las autoridades de las respectivas municipalidades distritales. Ello debido a que los miembros de dichas instituciones cuentan con los implementos de seguridad y salubridad necesarios para salvaguardar la correcta realización de dicha actividad, respetando la cuarentena obligatoria y protegiendo asimismo la integridad y salud de nuestros activistas. Este proyecto surge con el fin de mitigar las consecuencias de este contexto extraordinario traído por el virus COVID-19.

Sin embargo, tiene una proyección a largo plazo en el trabajo de la mejora de la nutrición de las familias de zonas vulnerables del país. La campaña 100 Millones Perú, tiene como principal objetivo luchar por una sociedad libre de trabajo infantil, aquel que termina por perjudicar el desarrollo natural y adecuado de los niños/as peruanos; pero, como parte de dicho objetivo consideramos que la nutrición cumple un rol fundamental. Por ello, a pesar del contexto adverso, vemos esta iniciativa como una oportunidad para poder seguir contribuyendo a nuestra sociedad y principalmente a la niñez peruana desde el ámbito de la nutrición, factor complementario con nuestro fin de tener una niñez libre, segura y educada.

Apoyo

Nuestro proyecto requiere principalmente apoyo económico en la actividad de ayuda humanitaria que venimos planeando, la cual consiste principalmente en la entrega de víveres de primera necesidad a las familias más vulnerables. Para ello, hemos tomado en referencia el costo de la canasta básica mensual estimado por el gobierno por familia, dando como resultado un costo total de 80 soles ($US 24). Tenemos como objetivo poder ayudar a 400 familias de los dos barrios más vulnerables de La Victoria y a 200 familias de migrantes del distrito de Los Olivos.

En total son 600 familias, las cuales hemos detectado no han podido recibir ayuda y se encuentran en alto grado de vulnerabilidad frente a la pandemia. En total, se estaría realizando una inversión de 48 000 soles ($US14090.71), los cuales tenemos planeado juntar a través del contacto con empresas privadas que estén dispuestas a brindar su apoyo y a través de donaciones de ciudadanos convocados mediante redes sociales. Sabemos que es una meta ambiciosa y que hay la posibilidad de reducir el número de familias a las cuales se pueda ayuda debido a la poca apertura actual de las empresas privadas y al efecto de la crisis a varias familias, pero seguiremos trabajando por nuestro objetivo.

Otras necesidades: Espacios para las reuniones.

Mas aqui: https://www.cesip.org.pe/node/885

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